La Cuarta Revolución Industrial hace referencia a la cuarta transformación que han sufrido los procesos industriales desde una perspectiva integral y global, desde que ocurrió la Primera Revolución Industrial en el siglo XVII.
Esta etapa se caracteriza por una fusión de tecnologías, muchas de ellas se encuentran hoy disponibles y otras están en fase de desarrollo, que pretenden desintegrar las fronteras entre las esferas física, digital y biológica, promoviendo de forma exponencial la transformación digital.
¿Por qué el concepto de Smartcities se relaciona con el de Cuarta Revolución Industrial?
Por Gabriel E. Levy B.
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El concepto Cuarta Revolución Industrial fue acuñado por el economista Klaus Schwab en el contexto de la edición 46 de la Asamblea Anual del Foro Económico Mundial, realizada en 2016 en Davos, Suiza.
Schwab es un empresario alemán que, en 1971, fundó el Foro Económico Mundial como una organización sin fines de lucro, que opera como una plataforma para el trabajo mancomunado entre instituciones públicas y privadas de todo el mundo con el objetivo de analizar los problemas más apremiantes del planeta y sus posibles soluciones.
Fue allí, entonces, que se habló por primera vez del concepto que nos convoca en este artículo: Cuarta Revolución Industrial. Pero para entender las dimensiones que la componen y el impacto que representa en la vida contemporánea, es adecuado, primero, acercarnos a la comprensión de las tres versiones anteriores de las revoluciones industriales, sus antecedentes, su impacto y su evolución.
La Primera Revolución Industrial, conocida simplemente como Revolución Industrial, se ubica aproximadamente a mediados del siglo XVII en Europa y su posterior extensión hacia el continente americano. Hace referencia al proceso de transformación económica, social y tecnológica a través de la evolución práctica de una sociedad rural agrícola a una economía urbana, industrializada y mecanizada.[1]
La Segunda Revolución Industrial hace referencia a los diversos cambios socioeconómicos que se produjeron aproximadamente entre 1870 y 1914, cuando el proceso de industrialización cambió su naturaleza y el crecimiento económico varió de modelo.
En este periodo hubo fuertes cambios tecnológicos impulsados por nuevas fuentes de energía como el gas, el petróleo y la electricidad. Entraron en escena nuevos insumos, materias primas y avanzados sistemas de transporte como el avión, el automóvil, los barcos más grandes y los trenes más eficientes y las telecomunicaciones emergieron como servicios en masa con la aparición del teléfono y la radio.[2]
“La sumatoria de todos estos procesos indujo transformaciones en cadena que afectaron al factor trabajo y al sistema educativo y científico; al tamaño y gestión de las empresas, a la forma de organización del trabajo, al consumo, hasta desembocar también en la política”, Luis Bilbao.
La Segunda Revolución Industrial se produjo en el contexto de la denominada primera globalización, que supuso una internacionalización progresiva de la economía, propiciada por la revolución de los nuevos medios de transporte. La Segunda Revolución Industrial tuvo una mayor extensión territorial que la primera, cuyas fronteras no se expandieron más allá de Europa Occidental y Norte América.
La Tercera Revolución Industrial fue identificada y conceptualizada por el sociólogo y economista norteamericano Jeremy Rifkin, quien propuso este concepto como el resultado de la convergencia de nuevas tecnologías de la información y la comunicación, articuladas con los nuevos sistemas de generación energética, por lo que esta revolución se podría definir como la mecanización de las tecnologías electro-comunicacionales y, en todo caso, se da en el contexto de la sociedad de la información.
La Tercera Revolución Industrial se caracteriza por un mayor uso de las energías renovables, la transformación hacia la autosustentabilidad del parque de edificios, el desarrollo de las baterías recargables de hidrógeno y otras nuevas tecnologías de almacenamiento de energía, el desarrollo de la red eléctrica inteligente o red de distribución de energía eléctrica inteligente (smart grid), el desarrollo del transporte basado en el vehículo eléctrico o híbrido, así como de pilas de combustible utilizando la electricidad renovable como energía de propulsión y la masificación de la fibra óptica para las comunicaciones.[3]
La Cuarta Revolución Industrial
Se conoce como Cuarta Revolución Industrial a la fusión de tecnologías experimentales desintegradoras de las fronteras entre las esferas física, digital y biológica.[4]
“Esta cuarta etapa está marcada por avances tecnológicos emergentes en una serie de campos, incluyendo robótica, inteligencia artificial, cadena de bloques, nanotecnología, computación cuántica, biotecnología, internet de las cosas, impresión 3D y vehículos autónomos”, Klaus Schwab.
Existe cierto consenso en diversos grupos académicos respecto de algunos principios rectores que caracterizan esta Cuarta Revolución Industrial; a continuación se mencionan y describen algunos de ellos:
Instantaneidad: según este principio, la Cuarta Revolución Industrial posibilita hacer seguimiento y análisis de datos en tiempo real, garantizando asertividad en la toma de decisiones. Esta característica permite conocer todas las etapas del proceso y el momento en que se producen.
Virtualización: este elemento hace posible la monitorización remota y virtual de los procesos de producción con el fin de evitar posibles fallos y hacer más eficiente y predecible la red de producción.[5]
Descentralización en la toma de decisiones: con el fin de mejorar la producción en la industria, sistemas cyber-físicos toman decisiones basadas en el análisis de datos sin depender de la acción exterior, tornando la decisión más segura y precisa.
Popularización: según este elemento, el sistema se divide en módulos, o sea, en diferentes partes. Por lo tanto, una máquina producirá de acuerdo con la demanda, ya que sólo utilizará los recursos necesarios para realizar cada tarea, lo que garantiza la optimización de la producción y ahorro energético.[6]
Los pilares de la Cuarta Revolución Industrial
Los pilares y desarrollos tecnológicos principales que soportan la denominada Cuarta Revolución Industrial preceden los desarrollos tecnológicos heredados de la Tercera Revolución Industrial, pero al ser aplicados de forma sistemática en el contexto de una sociedad de la información y el conocimiento, tienen la capacidad de transformar significativamente la industria, aunque sus alcances no se limitan sólo al contexto industrial o empresarial, ya que impactan en muchos otros aspectos sociales y de la vida cotidiana, de tal manera que se constituyen en una revolución humana a partir de la digitalización de la información.[7] Estos pilares son:
- Inteligencia artificial (IA)
- Ciencia de datos y BigData
- Internet de las Cosas (IoT)
- Computación en la nube
- Realidad aumentada
- Nanotecnología
- Manufactura aditiva o impresión en 3D
- Robótica autónoma
- Simulación virtual computarizada
- Cadenas de bloques seguros (Blockchain)
Cuarta Revolución Industrial y Smartcities
Muchas smart cities alrededor del mundo han retomado subsistemas heredados de la Cuarta Revolución Industrial, con el propósito de armonizar los procesos propios de las urbes como la movilidad, la salud, la educación, la economía, el medio ambiente manteniendo dichas ciudades informadas y conectadas, tanto con los ciudadanos como con los prestadores de servicios y las industrias.[8]
Por su parte, el denominado internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés) juega un papel vital, ya que favorece el intercambio de información y permite aprovechar los datos a través de los sensores ubicados en diferentes lugares (autobuses, edificios, alumbrado público, sistemas de agua, etc.).[9]
Adicionalmente, la consolidación de la denominada sociedad de la información, donde los datos y los conocimientos se convierten en el activo más valioso disponible, permite que dicha información se convierta en el insumo más valioso disponible para la planificación y la toma de decisiones por parte de los gobernantes.
Así mismo, gracias al desarrollo de múltiples tecnologías, antes referidas, como la simulación virtual o la robótica autónoma y, en especial, la inteligencia artificial, es posible que las ciudades mejoren sustancialmente sus procesos esenciales como la movilidad, la gestión de las basuras, la seguridad, la protección del medio ambiente, el ornato y, en general, la calidad de vida de sus ciudadanos.
Gracias a los pilares de la Cuarta Revolución Industrial, las ciudades pueden hacer uso inteligente de grandes volúmenes de datos, mejora prácticamente todos sus procesos, reduce costos y beneficia la vida de las personas. De esta manera se logra un funcionamiento urbano más inteligente.
En conclusión, la Cuarta Revolución Industrial y sus pilares tiene un alcance mucho mayor que trasciende el campo de las empresas y las industrias, toda vez que sus principios son aplicables para las ciudades en su integralidad, promueven la transformación de todos sus procesos, agrupan una mirada mucho más holística de ciudad que, en última instancia, termina impactando de forma positiva en los ciudadanos.