Foto: Sergio Capuzzimati en unsplash

Los riesgos previstos de las Smartcities

 

Aunque las Ciudades y Territorios Inteligentes mejorarán significativamente la calidad de vida de las personas que habitamos el planeta tierra durante los próximos años y décadas, simplificando, automatizando y volviendo sustentables muchos aspectos de la vida humana, detrás de su implementación se esconde un importante cúmulo de riesgos que deben prevenirse adecuadamente para evitar que las Smartcities se conviertan en Bumerangs que jueguen en contra de nuestra civilización.

¿Cuáles son los principales riesgos en la implementación de las Smarticites?
Por: Gabriel E. Levy B.
www.galevy.com

Los Territorios Inteligentes, incluyendo por supuesto las ciudades, se refieren a un complejo sistema interconectado de tecnologías y desarrollos socioculturales, que permiten gestionar todos los aspectos relevantes del funcionamiento de la vida humana contemporánea, incorporando avances en el campo de la digitalización y la Inteligencia Artificial, mejorando sustancialmente aspectos cotidianos como los sistemas sanitarios, educativos, culturales, ambientales, de movilidad, construcción y seguridad, promoviendo el uso eficiente de los recursos energéticos, garantizando accesibilidad de los espacios públicos y propiciando mecanismos de participación ciudadana, colocando en todos los casos al ser humano en el centro de su modelo de desarrollo.

“Una ciudad inteligente detecta las necesidades de sus habitantes, y reacciona a estas demandas transformando las interacciones de los ciudadanos con los sistemas y elementos de servicio público en conocimiento. Así, la ciudad basa sus acciones y su gestión en dicho conocimiento, idealmente en tiempo real, o incluso anticipándose a lo que pueda acaecer”, Juan Murillo, responsable de Análisis Territoriales de BBVA Data & Analytics[1]

Pero si bien desde la planificación territorial, académica, urbanística y social, los territorios inteligentes buscan elevar la calidad de vida de los habitantes, existe como en todo desarrollo humano, un riesgo implícito, el cual de no ser anticipado, prevenido y mitigado, de forma eficiente, podría jugar en contra, algo que de ocurrir en las etapas tempranas de la implementación de los Territorios Inteligentes, podría generar más retrocesos que avances en este campo, por lo que se hace necesario que todos los agentes que componen en la cadena de valor de la transformación digital en los territorios, tengan pleno conocimiento de los riesgos y se articulen adecuadamente en su mitigación.

Seguridad Informática

Teniendo en cuenta que los modelos de Smartcities y Territorios Inteligentes parte de los principios de la Transformación Digital, que por defecto heredan todos los riesgos propios presentes en la red, es decir que las vulnerabilidad actuales en los sistemas informáticos son los mismos que tendremos al momento de implementar ciudades y territorios inteligentes.

En los últimos años a medida que la conectividad aumenta alrededor del mundo y más aspectos de la vida humana comienzan a estar en línea, de forma proporcional han incrementado los ataques cibernéticos, los cuales van desde robo de información, pasando por secuestro y extorción, hasta lavado de activos, tráfico de armas, drogas y consolidación del crimen organizado digital.

En 2018,  la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia, en los Estados Unidos, fue víctima de una de las ofensivas informáticas más agresivas que el mundo haya presenciado hasta ahora, se trató del secuestro de toda la información sensible de la ciudad a través de un software denominado Ransomware SamSam, que utilizando la metodología de “Fuerza Bruta”, accedió a los servidores de la ciudad y encriptó (Codificó) la información sensible de la administración pública, para luego pedir rescate por la misma[2].

A mediados de 2021, otro grupo de piratas utilizó el “ransomware” para secuestrar uno de los oleoductos más importantes de los Estados Unidos, que dejó varios días sin gasolina algunos estados, obligando a sus dueños a pagar una millonaria suma de dinero por el rescate[3].

Solamente estos dos episodios ponen en evidencia como un desarrollo inteligente, que sirve para automatizar muchos aspectos de la cotidianidad humana, en uno de los países más desarrollados del mundo, puede caer en manos de los ciberdelincuentes y convertirse en un riesgo o amenazas sin precedentes.

Los Ciberdelincuentes han demostrado que cualquier blanco es susceptible de ataques, desde la infraestructura del transporte de las ciudades hasta clínica y hospitales en donde pueden morir cientos de personas.

Todo lo anterior requiere que los futuros desarrollos e implementaciones que se realicen en las ciudades inteligentes, contengan una sólida y robusta estrategia de ciberseguridad, que garantice el menor nivel de riesgo posible.

Por su parte los gobernantes deben asegurarse de que las implementaciones en materia de Transformación Digital, vengan acompañadas de un robusto análisis de riesgo informático, e incluyan un plan de monitoreo, prevención, reacción y contingencia, para tratar de evitar a la penetración en la integridad de los sistemas informáticos.

Privacidad

El segundo mayor factor de riesgo y no menos importante que el anterior, es el de la privacidad, dado que muchos de los desarrollos implícitos en las ciudades inteligentes incluyen sistemas biométricos y de reconocimiento humano, el sueño del control omnipresente de toda forma de gobierno totalitaria, podría consolidarse, dando paso a verdaderos estados de control, al mejor estilo del gran hermano de la novel 1984 de Orwell.

La masificación de sistemas de reconocimiento facial y auditivo, que ya están disponibles alrededor del mundo, los cuales incorporar tecnologías de IA, podrían rastrear todas las actividades públicas y privadas de los ciudadanos, lo cual si bien resulta muy adecuado para el control del delito, es a su vez muy peligroso cuando se trata por ejemplo de la vida privada, documentando los lugares que una persona frecuenta, las personas con las que se reúne, los alimentos que consume, entre muchos otros aspectos que podrían ser fácilmente utilizados para perseguir a contradictores políticos o ideológicos de un determinado gobierno y que tendrían como objetivo, mantener controlada a la población.

Al respecto sin duda tal y como lo hemos analizado en artículos anteriores, urgen reglas de juego claras para la implementación de este tipo de tecnologías.

Para el experto español Moisés Barrio, urge una regulación en materia de Inteligencia Artificial, pues los estados por ahora han dejado el tema en manos de particulares y con todos los antecedentes conocidos en esta materia, no ha existido la suficiente intervención y regulación, quedando muchos aspectos a la deriva.

“No está del todo claro quién debe ser considerado responsable si la IA causa daños (por ejemplo, en un accidente con un coche autónomo o por una incorrecta aplicación de un algoritmo): el diseñador original, el fabricante, el propietario, el usuario o incluso la propia IA. Si aplicamos soluciones caso por caso, nos arriesgamos a la incertidumbre y la confusión. La falta de regulación también aumenta la probabilidad de reacciones precipitadas, instintivas o incluso alimentadas por la ira pública”. Moisés Barrio en Retina del País de España[4]

Para Barrio los riesgos de la IA son múltiples y su gran variedad de posibles aplicaciones generan un igual número de posibles riesgos:

“Los sistemas de IA ya tienen la capacidad de tomar decisiones difíciles que hasta ahora se han basado en la intuición humana o en leyes y prácticas de los tribunales. Tales decisiones van desde cuestiones de vida o muerte, como la utilización de los robots asesinos autónomos en los ejércitos, hasta asuntos de importancia económica y social, como la forma de evitar los sesgos algorítmicos cuando la inteligencia artificial decide por ejemplo si se debe otorgar una beca a un estudiante o cuándo se le concede la libertad condicional a un preso. Si un ser humano tomara estas decisiones, estaría siempre sujeto a una norma legal o ética. No existen tales reglas en el presente de la IA”. Moisés Barrio en Retina del País de España[5]

El mayor problema respecto a los sistemas de Inteligencia Artificial Biométricos, es que su implementación ya se ha masificado en muchos países, especialmente del primer mundo, sin que exista una regulación adecuada al respecto, por lo que estamos presenciando un factor de riesgo muy alto, que no ha sido adecuadamente mitigado por los legisladores.

Brecha Digital de Territorios

El tercer factor preponderante de riesgo presente en la implementación de los Territorios Inteligentes, es un factor que hemos analizado muchas veces en el pasado y que no es para nada menos importante, se trata de la Brecha Digital, que hace referencia a la distancia existente, en este caso, entre los lugares, regiones, ciudades o territorios que avances rápidamente en la implementación de La Transformación Digital y aquellos que por motivos principalmente económicos no lo hagan, generando un nuevo tipo de discriminación, pues mientras en algunas ciudades la calidad de vida se elevará significativamente por cuenta del Big Data, El Internet de la Cosas, La Inteligencia Artificial y la conectividad,  en otros territorios, especialmente rurales y en países en vía de desarrollo, el rezago tecnológico amplificará las muy significativas diferencias de entre las zonas urbanas y rurales, magnificando el espiral de la pobreza, analfabetismo funcional y digital, rezago social, falta de empleo, educación y limitaciones en el acceso a los sistemas sanitarios, lo que en ultimas termina impacto en nuevos conflictos sociales, económicos e incluso bélicos.

En Conclusión, si bien los Territorios Inteligentes son una ruta con grandes beneficios para el mejoramiento de la calidad de vida de los seres humanos, existen tres grandes riesgos asociados que, de no ser atendidos a tiempo, podrían terminar afectando su implementación o jugando en contra como un efecto bumerang.

Los agentes responsables del desarrollo e implementación de las estrategias de transformación digital en los territorios, deben atender de forma asertiva los múltiples factores de riesgo, ya sea los fabricantes y responsables de la implementación tecnológica que deben garantizar que los sistemas informáticos sean robustos para bloquear cualquier ciberataque, o los legislados que trabajen en nuevas regulaciones que garanticen los derechos civiles de los ciudadanos, especialmente la privacidad o los gobiernos nacionales, que fomenten políticas públicas que propendan por una implementación simétrica de la transformación digital en todos los territorios, evitando el aumento de la ya preocupante brecha digital.

 

[1] Juan Murillo en portal Bbvaopenmaind

[2] Noticia publicada por CNN sobre el secuestro informático en Atlanta

[3]  Artículo de la BBC sobre el secuestro mediante Ransomware de un oleoducto en Estados Unidos

[4] Artículo: ¿Deben los estados regular la Inteligencia Artificial?

[5] Artículo: ¿Deben los estados regular la Inteligencia Artificial?

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