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La simbiosis entre Ciudades Inteligentes y economía colaborativa

 

Internet en menos de tres décadas consolidó un nuevo tipo de economía que pareciera estar remplazando los modelos productivos extractivistas y depredadores hegemónicos que reinaron durante varios siglos, se trata de la denominada economía colaborativa, un modelo que seduce a las nuevas generaciones y que de la mano de las Smartcities crea inimaginables oportunidades para las urbes y sus ciudadanos.

¿De qué forma las Smartcities dinamizan la economía colaborativa y viceversa?
Por: Gabriel E. Levy B.
www.galevy.com

La denominada “Economía Colaborativa”, es un concepto amplio, que describe actividades económicas basadas en la compartición simbiótica de recursos, a través de transacciones en línea o que utilizan principalmente a Internet como plataforma.

La génesis del concepto se remonta a las comunidades digitales que promovieron el uso de código abierto para el intercambio de acceso a bienes, conocimiento y servicios entre usuarios, sin embargo, con el paso del tiempo, el término ahora alcanza una connotación mucho más amplia, pues involucra cualquier tipo de transacción digital en la que exista una compartición de recursos disponibles, entre usuarios, que no necesariamente se dedican a una actividad económica específica.

Estimaciones conservadoras, calculan que para 2025 la economía colaborativa (sharing economy) generará transacciones por más de 300.000 millones de euros[1].​

Entendiendo el fenómeno

Hace escasas décadas pretender que un ciudadano promedio de clase media europea o americana decidiera compartir su casa para que un desconocido se alojara en ella, era impensable, al igual que pretender que ese mismo ciudadano se subiera al auto de un desconocido para ir al trabajo o que permitiera que un extraño viajara en su auto de regreso de la oficina para compartir los costos del viaje. Sin embargo, eso no solamente ocurre en la contemporaneidad, sino que es algo cotidiano y masivo.

Portales como el de Airbnb promueven a que diariamente millones de personas alrededor del mundo compartan su casa para que turistas se alojen a cambio de algo de dinero, incluso muchos de estos viajeros, se alojan en cuartos de casas de familias para conocer su cultura y tradiciones, mientras muchos mochileros recorren el mundo pactando horas de trabajo en hostales a cambio de alojamiento y alimentación[2].

El Carpooling y compañías como Lyft o Cabify han transformado para siempre el transporte, y la manera en que las personas se desplazan, compartiendo sus vehículos y viajes de forma esporádica o sistemática[3].

Con el crowdfunding (Microfinanciación), miles de proyectos alrededor del mundo encuentran la financiación gracias al aporte voluntario de donantes o colaboradores, permitiendo que la incubación de proyectos alcance una dimensión plural y democrática, al tiempo que la filantropía y la financiación de causas sociales han recibido el oxígeno necesario para garantizar la sostenibilidad que requieren a través de esta modalidad. Esto ha permitido que desde sencillos inventos hasta elaboradas películas encuentren un mecanismo expedito de financiación sin tener que recurrir a grandes capitales convencionales[4].

Los orígenes del concepto

El concepto de “economía colaborativa” no es exclusivo ni tuvo sus orígenes en internet, en realidad mucho antes de la aparición de esta gran red y de forma paralela a su desarrollo, diversas comunidades alrededor del mundo han practicado formas de “consumo colaborativo”.

Una economía colaborativa, es aquella caracterizada por un modelo de consumo basado en el Intercambio de servicios y experiencias, con la particular característica de que “el acceso” vence ante “la propiedad”, produciendo notables cambios en los individuos que la conforman, como en la sociedad misma, evidenciándose una evolución del consumo individualizado, a un consumo basado en intercambio como una sofisticada práctica cultural[5].

Establecer con certeza el origen del término es difícil, sin embargo, el concepto comenzó a popularizarse en el año 2010 con la publicación del libro What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption[6]. ​

La Economía Colaborativa en las ciudades Inteligentes

Uno de los pilares fundamentales de las denominadas “Smarticties”, es el aprovechamiento eficiente de los recursos disponibles, no solo desde una perspectiva de sustentabilidad medio ambiental, sino desde el principio mismo de economía, que promueve el aprovechamiento inteligente de un mismo producto o servicio, para obtener la mayor cantidad de valor posible.

En muchas pequeñas poblaciones alrededor del mundo, la llegada de Airbnb se convirtió en una fuente de recursos muy significativa.

La posibilidad de alojamientos económicos, masificó la llegada de personas, que por simple curiosidad comenzaron a desplazarse a destinos no convencionales, lugares que en otro contexto no visitarían, trayendo consigo recursos para los dueños de las propiedades, quienes al tener más dinero comenzaron a dinamizar la economía local.

La llegada de turistas, promueve la apertura de nuevos restaurantes, el aumento de ingresos en parques y museos, al tiempo que muchos habitantes comienzan a prestar servicios de transporte compartido.

En poblaciones pequeñas, AIRBNB impulsa las economías locales, lo que en últimas aumenta el recaudo de impuestos.

Si el aumento de los impuestos derivados de la economía colaborativa, se invierten en convertir a las poblaciones en ciudades inteligentes, la economía y la calidad de vida de toda la población, terminará aumentando significativamente.

De la Economía Colaborativa a las Ciudades Inteligentes

El mejoramiento en las redes de Internet deberá ser el punto de partida, mediante fibra óptica, tanto local como de interconexión para la provisión de los servicios, al igual que la implementación de Data Centers locales o CDNS, que reduzcan el tráfico internacional.

Un internet más rápido, económico y eficiente, mejora en todos los aspectos la competitividad de una región, mejora las competencias de sus habitantes y fortalece las economías locales.

Mediante sistemas de geolocalización, aplicaciones móviles y realidad aumentada, los turistas pueden aprovechar al máximo la visita por la ciudad, conociendo la historia de cada calle, casa, iglesia y parque, al tiempo que podrá ubicarse en todo momento, este tipo de aplicativos puede financiarse inicialmente con recursos de crowdfunding, que luego devolverán con creces el dinero a los inversiones, gracias a la publicidad de las tiendas y comercios locales, quienes a su vez se benefician con nuevos clientes.

Con cámaras de vigilancia conectadas a un gran red centralizada, los turistas y habitantes locales estarán seguros y estos traerá nuevos turistas e inversión para la región.

La automatización del transporte público, permitirá satisfacer mejor la demanda de movilidad basado en el flujo de turistas, al tiempo que reducirá el desperdicio de combustible y a su vez de partículas contaminantes.

El aprovechamiento de los residuos, especialmente de plástico que producen los turistas, permitirá generar nuevos ingresos mediante el reciclaje inteligente con tecnología de seguimiento, separación y reventa.

La implementación de luces con tecnología led basadas en carga solar, reducirán el consumo energético y aportarán a la disminución del calentamiento global, esto permitirá mantener iluminados parques, calles, callejones, sitios históricos, haciendo mucho más seguro el espacio para los turistas y los habitantes.

La instalación de sistemas de telemetría, para medir la distribución, balanceo, carga y consumo de los servicios públicos domiciliarios, permitirá que los habitantes hagan un uso más racional de estos recursos, mejorará el recaudo de las empresas proveedoras, al tiempo que les permitirá monitorear de manera mucho más eficiente la disponibilidad del servicio, garantizando una provisión más eficaz.

El anterior, es solo un pequeño ejemplo a partir del turismo colaborativo, que evidencia como la simbiosis entre Smartcities y economía colaborativa, pueden transformar una región, sin embargo, esta solo es la punta de lanza de un sinnúmero de infinitas oportunidades.

En Conclusión, la evolución de la denominada economía colaborativa puede dinamizar significativamente los mercados locales, especialmente en pequeñas poblaciones, lo cual si es aprovechado por sus gobernantes, mediante la implementación de estrategias de ciudades inteligentes, terminará generando simbiosis económica, social, cultural y tecnológica, que en últimas impactará muy positivamente en el crecimiento económico y la calidad de vida de los ciudadanos.

 

 

[1] Artículo de la Vanguardia sobre economía colaborativa

[2] Artículo del Periódico El Espectador sobre AIRBNB

[3] Artículo de El Tiempo sobre el Carpooling

[4] Artículo académico sobre el fenómeno del Crowdfunding

[5] Artículo académico sobre la economía colaborativa

[6] Libro: What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption, Rachel Botsman, Roo Rogers. Edición ilustrada, revisada. Editor: Harper Collins, 2010. ISBN 0062014056, 9780062014054. 304 páginas

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