Una voz en Whatsapp para sembrar esperanza climática

En Aafrica, más de 180.000 hogares rurales reciben apoyo de Ulangizi, un chatbot impulsado por inteligencia artificial que ofrece asesoría agrícola en chichewa e inglés a través de WhatsApp. La herramienta, desarrollada por Opportunity International con respaldo gubernamental, permite a los agricultores obtener respuestas sobre cultivos, plagas y adaptación al cambio climático. El sistema combina tecnología con agentes locales que facilitan el acceso en comunidades sin teléfonos inteligentes ni conectividad estable.

El germen de una iniciativa agrícola digital

Por: Gabriel E. Levy B.

Hace pocos años, en Africa, la agricultura siempre fue la línea de vida de la mayoría rural. Se cultivaba maíz, mandioca, a menudo bajo técnicas heredadas, sin la certeza de rendimientos cuando los patrones del clima comenzaron a mutar más rápido que las estaciones.

 Ante esa realidad emergió Opportunity International, una ONG que apostó por usar inteligencia artificial como extensión de conocimiento accesible.

Ulangizi empezó como piloto entre febrero y abril de 2024 con alrededor de 150 agricultores, con agricultores de apoyo llamados Farmer Support Agents, cuya tarea fue mediar entre la IA y quienes no tenían teléfono, acceso a datos o alfabetización suficiente.

La herramienta operaba vía WhatsApp, en chichewa e inglés, aceptando texto, mensajes de voz o fotografías para identificar enfermedades, dar consejos sobre prácticas agrícolas o sugerir cultivos más adecuados al clima local.

Sostener en terreno cambiante

El clima en Malaui se sacudió con eventos extremos. El ciclón Freddy en 2023 dejó lluvias concentradas como seis meses de temporal en solo unos días, con inundaciones, daños a la tierra y desaparición de cosechas.

A ello se sumaron episodios secos vinculados a El Niño.

 Esa variabilidad agravó problemas clásicos: suelo erosionado, falta de nutrientes, plagas, enfermedades nuevas, falta de acceso a información oportuna.

Además, muchas comunidades rurales enfrentan barreras estructurales: baja alfabetización, teléfonos simples o sin acceso a internet fiable, poco personal de extensión agraria gubernamental.

En ese escenario, las intervenciones tardías costaban pérdidas enormes.

Cada día de espera podía significar la diferencia entre sembrar papas resistentes al suelo degradado o perder semillas.

 Ulangizi nació para acortar esos tiempos y para adaptar el saber tradicional y las guías oficiales al momento que vivían los agricultores.

Ulangizi al rescate de cosechas y economías

El eje más pregnante de este experimento se halla en cómo la IA, aplicada con sensibilidad humana, puede revertir devastaciones agrícolas, económicas y sociales.

El caso de Alex Maere sirve como piedra de contraste. Este agricultor de 59 años perdió casi toda su cosecha de maíz tras el ciclón, apenas quedó un puñado de semillas, unos 8 kilos comparados con los 850 usuales.

Gracias al consejo de Ulangizi, convencido por el agente local, decidió plantar papas, un cultivo más tolerante al nuevo suelo afectado.

Con esa cosecha generó más de 800 dólares en ventas, suficiente para pagar las cuotas escolares de sus hijos.

Ese tipo de retorno económico tiene efectos múltiples. Permite que familias vuelvan a invertir, crea resiliencia ante futuros shocks y hace que la agricultura deje de ser solo subsistencia. Además, el modelo de agentes locales, personas que visitan granjas y ayudan a quienes no tienen teléfono, permitió que la IA no fuera algo remoto sino cercano.

No obstante, no todo es recto en la pendiente. La confianza en las respuestas de la IA es frágil. Si identifica mal una enfermedad de la planta, si tardan las respuestas por problemas de señal, si no se ajusta el consejo al tipo de suelo local, puede generar daño en lugar de ayuda.

Ecos de otros territorios similares

Malaui no es único en esta búsqueda. En la India, el gobierno ha puesto en marcha sistemas basados en IA para prever tormentas del monzón, enviando SMS a millones de agricultores en diversos estados. Esa herramienta actúa para anticipar lluvias variables, alertar sobre riesgo de inundaciones o sequías y así reducir pérdidas predecibles.

En otros países de África Subsahariana se multiplican las iniciativas similares: aplicaciones que identifican plagas, sistemas de predicción basados en datos de satélite, redes de agroextensionistas que usan teléfonos básicos para difundir conocimiento. También las inversiones privadas en tecnología agrícola crecieron de unos 10 millones de dólares en 2014 a 600 millones en 2022, reflejo de que el mercado empieza a ver valor en resolver estos problemas climáticos y estructurales.

Tensiones y preguntas centrales

El proyecto Ulangizi ilustra bien un dilema contemporáneo: cómo usar inteligencia artificial de forma responsable en comunidades extremadamente vulnerables. Porque no basta con que la tecnología exista, debe entender las realidades lingüísticas, culturales, económicas y agronómicas. Si no, corre el riesgo de ser inaplicable o incluso nociva.

Uno de los problemas es la infraestructura. Señal de internet, electricidad, carga de teléfonos, disponibilidad de smartphones.

Las zonas rurales dependen muchas veces de agentes intermediarios que llevan dispositivos hasta los agricultores, como los FSAs. Eso eleva costos, pone barreras logísticas, demora respuestas.

Otro problema es la información base: la IA se nutre de manuales oficiales, bases de datos, guías agrícolas.

Si esas guías no reflejan variedades locales, efectos del clima reciente o tipo de suelo específico, puede haber respuestas genéricas que fallen en terreno concreto. También la cuestión de alucinaciones de modelos: errores inesperados pueden conducir a consejos erróneos, desde fertilizantes equivocados hasta diagnósticos incorrectos de plagas.

Y luego está lo social: la aceptación de la comunidad, la confianza en la herramienta. Si una recomendación fracasa, puede destruir la credibilidad no solo de la IA sino de quienes la promueven.

También, quién paga por los datos, quién mantiene el servicio, cómo asegurar la actualización continua de conocimientos agrícolas, de las condiciones climáticas, de los mercados.

La sostenibilidad financiera y técnica de Ulangizi cuando termine la financiación inicial o cuando escale masivamente es un interrogante crucial.

Luz sobre el terreno: otros ejemplos concretos

Más allá de Alex Maere, hay otras historias que muestran lo que Ulangizi logra cuando funciona bien:

Agentes de apoyo locales: Patrick Napanja, de 33 años, es un agricultor que se convirtió en agente de soporte. Él recorre comunidades, lleva un smartphone para quienes no tienen, enseña cómo usar la app o hace preguntas al chatbot en nombre de quienes lo necesiten. Esa mediación humana ha sido esencial.

Grupos de agricultores que se reúnen semanalmente con agentes locales, en reuniones colectivas, para compartir conocimientos recibidos, hacer preguntas en conjunto y mostrar qué ha funcionado y qué no. Eso no solo amplifica el uso sino que crea redes de aprendizaje.

Ventas locales que mejoran tras cosechas alternativas. Agricultores que tras los desastres climáticos aceptaron sugerencias de cultivos más tolerantes al nuevo suelo, como las papas o los cultivos mixtos, pudieron no solo cubrir consumo, sino generar excedentes para venta. Eso permite pagar gastos escolares, reinvertir en semillas mejores y adquirir herramientas.

En conclusión, Ulangizi representa algo más que un gadget tecnológico. Es puente entre conocimiento oficial, saber local y urgencia climática.

En Malaui demostró que la IA, cuando se diseña con humildad cultural, con agentes humanos de apoyo y con atención real a infraestructura y confianza, puede ofrecer una palanca para recuperar cosechas, ingresos y dignidad agraria.

Pero también revela que los retos, de precisión, de escalabilidad y de sostenibilidad, no se resuelven con buenos algoritmos sino con compromiso continuo, con adaptaciones al terreno y con la voz del agricultor en el centro. El futuro siembra esperanzas; su germinación dependerá de cómo cuidemos esas semillas.

Referencias

Opportunity International. «Agricultural Information Through AI.» Opportunity.org.

Microsoft. «Opportunity International empowers Malawian farmers with AI.» Microsoft.com.

Associated Press. «AI chatbot helps farmers in Malawi adapt to climate change.» AP News.